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Turismo y Rutas

  • Introducción.
  • Rutas de senderismo. Leyenda.
  • I. Ruta de la Rivera de los Arroyos
  • II. Ruta de la Rivera de Villadepera
  • III. Ruta de los Arrieros, de los Arribes o de Requejo
  • IV. Ruta de la Calzada Mirandesa
  • V. Ruta de los Dos Ríos
  • Uno de los propósitos de la Planificación Estratégica es el de la elaboración de diagnósticos de los territorios y diseño de las líneas de desarrollo local que incorporen acciones específicas que permitan la creación de riqueza y empleo.

    La modernización de las estructuras agropecuarias, el turismo de calidad y el incremento del valor añadido mediante la transformación y comercialización de los recursos endógenos, son las bases en las que se han de fijar las actuaciones encaminadas a conseguir un desarrollo local que mejore la calidad de vida de la población de cualquier lugar.

    En este caso, después de realizar el diagnóstico de Moral de Sayago, procedemos a proponer una serie de potenciales generadores de atracción turística, basándose, por un lado y sobre todo, en el medio natural, y por otro en la historia, arte y etnografía de un municipio situado en una comarca que posee un medio natural y una riqueza etnográfica de enorme valor, sin desmerecer los vestigios de un poblamiento desde milenios, y unos sencillos y humildes, pero a la vez atrayentes, ejemplos del arte Románico.

    En los últimos años se ha venido produciendo un auge del turismo rural, tanto a nivel nacional como en Castilla y León, el agotamiento del modelo turístico de sol y playa ha hecho buscar nuevas alternativas de ocio, así surge, o más bien se potencia el turismo de interior, en sus diversas vertientes: de aventura, cultural, gastronómico, agroturismo, etc. Estas actividades generan una serie de beneficios como la estabilización de las poblaciones rurales, la recuperación de productos artesanales y agrarios, el mantenimiento de valores histórico-artísticos o la conservación de la naturaleza, en fin, la mejora del nivel de vida de los habitantes de cualquier comunidad. Si bien, también genera una serie de consecuencias negativas que deben evitarse, tal es el caso de la urbanización de suelos rústicos, el incremento del riesgo de incendios, el abandono de basuras o las molestias, tanto a la fauna natural, como a la faun????c?a doméstica.

    Uno de los recursos turísticos con que cuenta el municipio de Moral de Sayago son, sin duda, los abundantes molinos de agua, cada uno en diferente estado de conservación, que pueblan varios arroyos del municipio.

    Al igual que en la mayoría de localidades de Castilla y León, los cereales eran los protagonistas de la alimentación, tanto humana como ganadera, y la autarquía a la que estaban condenados sus pobladores obligaban a llevar acabo el proceso de transformación completa del grano, con la anterior trilla, para su consumo en forma de pan, o de harina para el ganado. En Sayago, dada la existencia de numerosas corrientes de agua, aunque, como vimos, de carácter estacional, se construyeron múltiples edificaciones que aprovecharan la fuerza del agua para la molturación del grano y su conversión en harina. Con un mínimo caudal que los arroyos contaran en invierno, se levantaba una pequeña fábrica, la cual sólo funcionaba unas pocas fechas del año, dada esa estacionalidad característica de las riveras sayaguesas, como consecuencia de su reducida longitud y de unas lluvias escasas y localizadas en el año.

    También existían aceñas en las márgenes del río Duero, pero tampoco se podían utilizar todo el tiempo debido a que aquél no estaba regulado como ahora y durante los estíos se reducía tanto su caudal que hacía imposible el uso de las aceñas, incluso se podía cruzar a pié de orilla a orilla; por otro lado, las crecidas eran tan fuertes que inundaban las instalaciones. Hoy día todas las aceñas han quedado sumergidas por las aguas remansadas del Duero como consecuencia de las numerosas presas que se han levantado en el tramo encajado de éste.

    PRESA DEL MOLINO DE LA RESBALADERA

    Mientras que en Castilla la Mancha es el viento el que hacía mover la maquinaria de molienda, en Sayago es el agua. En la primera parte del molino aparece la presa que recogía el agua del cauce, el cual dependiendo de su tamaño e importancia contaba con una mayor o menor cantidad de agua embalsada para poder seguir con la actividad el mayor tiempo posible una vez bajaba el caudal del arroyo. Dependiendo del lugar, podía existir o no un caz, que dirigía el líquido hasta el edificio, unas veces este canal estaba antes de la presa y otras entre esta y el molino en sí. Ambas son verdaderas obras de ingeniería, tanto el caz, que debía tener una pendiente apropiada para que el agua no circulara ni demasiado rápido ni demasiado lento, incluso en ocasiones se labrada en roca viva, como la presa, que se construía con grandes bloques de piedra para poder aguantar las avenidas de agua.

    CANAL DE ENTRADA DEL AGUA EN EL MOLINO

    En Moral de Sayago existen diversas modalidades de molinos de agua. La mayoría eran pequeñas construcciones de una piedra moledera solamente, algunos contaban con dos, y consecuentemente se trataba de edificios de mayor volumen y más complejos, debido a que el agua se desviaba dentro del molino por dos vías, o bien poseía dos caces desde el embalse. Tanto en los de dos como en los de piedra única, el agua salía por la parte inferior del molino en una abertura llamada cárcavo, allí era donde se dirigía el caudal hídrico por un estrecho canal que junto al desnivel le confería una fuerza considerable, la cual hacía mover el rodezno o rueda metálica compuesta de aspas o fitos, a los que a veces se añadía un trozo de cuero para aumentar la fuerza. Mediante un eje se transfería el movimiento a la parte superior del molino donde estaba instalada una piedra móvil o volandera de grandes dimensiones sobre otra fija, entre ambas el grano era molido, aquí estaba el secreto de un buen molino, ya que cuanto más cerca estuvieran aquellas, más fina era la harina resultante, esta se recogía en un foso llamado fornal donde se colocaba el saco. Las construcciones más avanzadas poseían unas piñeras donde se separaba la harina del salvado o cáscara del grano, el cual no servía para consumo humano. El cereal era vertido en una especie de embudo de madera o tolva que lo iba dejando caer poco a poco en otro artilugio móvil o tarabillo, que lo encauzaba hacia las dos piedras para su desmenuzamiento.

    CÁRCAVO Y RODEZNO

    ENTRADA DEL AGUA EN EL CÁRCAVO PARA MOVER EL RODEZNO

    INGENIO INTERIOR DE UN MOLINO

    En la foto anterior vemos la tolva, debajo de la cual está el tarabillo sujeto por cuerdas a los troncos que sostienen la tolva, y que es golpeado repetidamente aprovechando el movimiento de la piedra que vemos a continuación y que gira sobre la inferior para moler el grano que, convertido en harina, sale hacia el fornal que vemos en la esquina inferior derecha.

    En algún caso además de las labores de molturación, también se aprovechaban las instalaciones y la energía hidráulica para actividades madereras, en concreto como una pequeña serrería donde convertir troncos en tablas. Las noticias que tenemos son que estas funciones sólo se llevaban a cabo en dos molinos, el de la Resbaladera y el Trancafuelle, como veremos posteriormente, es decir los de mayores dimensiones.

    Rutas de senderismo. Leyenda.

    Inicio ruta
    Molino
    Área recreativa o baño
    Mirador
    Punto de interés
    Chivitero
    Itinerario total
    Itinerario parcial

    I. Ruta de la Rivera de los Arroyos

    La primera de las rutas marcadas la encontramos en el pueblo de Moral, comienza en el límite con el municipio de Luelmo y finaliza en el río Duero. Seguiríamos el curso de la mencionada rivera. Además del rico paisaje esta ruta cuenta con el atractivo de los numerosos molinos que salpican el cauce.

  • Dificultad: baja excepto en el último tramo, el cual es muy duro.
  • Longitud: 10 kilómetros

  • LOCALIZACIÓN DE LA RUTA DE LA RIVERA DE LOS ARROYOS

    MOLINO DE RITA LALDÉ

    UNA DE LAS ENTRADAS DEL AGUA

    SALIDA RUTA DE LA RIVERA DE LOS ARROYOS

    El entorno donde iniciamos el recorrido y se localiza el primero de los molinos es el típico de dehesa con cultivos herbáceos sobre tierras comunales y numerosos ejemplares de quejigos y sobre todo encinas[6]; además en verano podemos aprovechar las excelentes sombras que proporcionan las masas de fresnos que encontramos a lo largo de la rivera Calabazas, que más abajo se unirá a otros cursos de agua, paraje de gran belleza, sobre todo en la época de las lluvias. En la rivera anterior, desemboca la de la Estercada que llega por el sureste, estas dos se juntan con la rivera de los Arroyos que ha recogido las aguas del oeste, y del suroeste gracias a la rivera de las Suelgas, todo ello en un punto justo por arriba del puente que utiliza la carretera, el cual es de origen medieval e incluso romano, si bien está muy alterado para permitir el paso de vehículos, pero de lo que no hay duda es de que por ese lugar pasaba la Calzada Mirandesa, otra de nuestras rutas.

    UNIÓN DE LAS RIVERAS Y MOLINO DE LUDVELINA EN LA RUTA DE LA RIVERA DE LOS ARROYOS

    Si nos desviamos de la ruta marcada y remontamos la rivera de los Arroyos algo más de medio kilómetro podemos visitar las ruinas del molino Zafón, del cual sólo quedan las paredes y restos de las tejas que lo cubrían.

    Un poco más abajo podemos apreciar una serie de construcciones que forman parte del mayor molino del municipio, el de Luzvelina (su anterior propietaria se llamaba así) o de la Resbaladera. Sin duda, por el entorno en el que se encuentra, con enormes berruecos o peñas de granito que configuran un paisaje de gran belleza, se conforma como un conjunto con enormes posibilidades. Aunque los edificios se encuentran en mal estado de conservación, y en parte derruidos, aún podemos apreciar la majestuosidad de unas paredes que resisten cada año importantes crecidas de agua, y que con una rehabilitación podría dársele un uso como centro de interpretación o museo dedicado al agua, el granito y la molienda del cereal, máxime dado el entorno que lo rodea. Su importancia sobrepasó lo artesanal para convertirse en una pequeña industria, y es que primero se le añadió un motor impulsado por carbón y cuando llegó el tendido eléctrico un pequeño transformador para poder seguir moliendo en las épocas de estiaje en las que no había caudal de agua, además de aprovechar las instalaciones para instalar un pequeño aserradero; como vemos fue un amago de industrialización en unas tierras en las que ésta ha brillado por su ausencia a lo largo de la historia, sin embargo, la crisis demográfica de los años 60 motivó el abandono de esta joya de la arquitectura civil que corre el riesgo de ruina total por su estado de desamparo.

    MOLINO LA RESBALADERA

    TEJADO DE PARTE DEL MOLINO LA RESBALADERA

    ENTORNO DEL MOLINO LA RESBALADERA

    MOLINO LA RESBALADERA

    Siguiendo rivera abajo podemos observar los típicos puntones, o piedras colocadas transversalmente en el cauce de los arroyos para atravesarlos sin peligro de mojarse.

    PUNTONES

    Después de pasar junto a cadozos que mantienen el agua durante todo el año y un puente construido con enormes bloques de granito, llegamos al siguiente molino de agua, el molino del Puerto, el único que cuenta con todas las piezas y los mecanismos originales que molían desde tiempos inmemoriales, y vivo ejemplo del asociacionismo económico típico de estas tierras, proveniente de época prerromana. Debido a la importante inversión necesaria para acometer la construcción de una instalación de tales características, ésta se llevaba a cabo por diferentes vecinos del pueblo, participando, de igual forma, a la hora de valerse del molino para molturar el cereal. En concreto, de dicho molino eran propietarios varias personas, si bien, no todas en la misma cuantía, así, hacia 1900, Alonso de Ana Cabezas y Paulino Isidro de Ana poseían 48 horas cada uno de las 168 horas de la semana y Dionisio Silva Aparicio, Antonio Isidro Corcero y Miguel Isidro podían hacer uso de él durante 24 horas a la semana cada uno. Su uso hasta hace pocas fechas le ha permitido mantenerse en pié, sin embargo, se hace necesario de manera urgente unas reparaciones dado el peligro de hundimiento del tejado, lo que ocasionaría graves daños a la maquinaria de su interior.

    Ver mapa en Google Maps

    Comienza con el anterior un tramo con varios molinos que podemos contemplar, siempre con cuidado de no resbalar y teniendo precaución de donde se pisa, ya que la mayoría están en ruinas y se pueden producir desprendimientos de piedras. La siguiente construcción es el molino Trancafuelle, de gran tamaño, pero en ruinas. En un paraje de gran belleza con enormes berruecos, aprovecha un desnivel del cauce con lo que tiene una importante altura y se hizo necesario construirlo con unos contrafuertes que aseguraran la estabilidad y grandes sillares de piedra labrada en la base de las paredes que permitieran aguantar la fuerza del agua durante las avenidas. Poseía dos piedras para moler los cereales y mediante un mecanismo se podían levantar y aprovechar la fuerza hidráulica para aserrar madera, cada una de las piedras tenía su misión: una servía para moler cebada, garrobas, etc. para pienso del ganado, mientras que la segunda era más compleja y poseía unas piñeras donde la harina de trigo o de centeno molida por la piedra de granito era cernida, es decir, se eliminaban las impurezas y quedaba lista para el consumo humano.

    MOLINO TRANCAFUELLE

    SILLARES DEL MOLINO TRANCAFUELLE EN LA ENTRADA DE AGUA

    El agua que hacía mover las piedras del anterior molino se encauzaba mediante un canal al siguiente molino, el Garabito. Más pequeño y, como el del Puerto, colectivo. Se encuentra en ruinas, tan sólo con las paredes, pero se puede aún apreciar la sencillez de este tipo de construcciones, con el desagüe de las aguas en forma triangular, con dos grandes lajas de piedra dispuestas en V invertida. En el entorno podemos admirar las típicas paredes de piedra que cierran las cortinas, si bien mejoradas aquí y más altas debido a corresponder a antiguos huertos hoy abandonados, el ejemplo de la fotografía no es muy habitual ya que no se suele encontrar el acceso a estas fincas con las paredes paralelas.

    MOLINO GARABITO

    PECULIAR CERCA DE UN HUERTO ABANDONADO

    El molino de los Mielgos, situado a continuación, está prácticamente derruido, aunque todavía presentan los restos de sus paredes una majestuosidad desafiante al paso del agua y del tiempo. Cuenta con una gran presa que encauza el caudal de la rivera de forma diagonal.

    MOLINO DE LOS MIELGOS

    MOLINO DE LOS MIELGOS

    MAPA

    El siguiente grupo de molinos se encuentran arroyo abajo, después de cruzar el puente Samé, al cual llegaremos si giramos a la derecha en el camino que hallamos después de dejar atrás unas fincas con cerca de piedra. Podemos descansar a la sombra de imponentes fresnedas si es verano, e incluso darnos un baño en las aguas remansadas de los cadozos que preceden a la presa del molino Matarranas, el cual se encontraba en unas aceptables condiciones hasta hace poco tiempo, sin embargo, el hundimiento del tejado y la consecuente entrada de la lluvia ha inutilizado la maquinaria que quedó enterrada bajo los escombros, una pena. Si no se pone remedio acabará como el siguiente, del que sólo quedan poco más que los cimientos.


    MOLINO MATARRANAS

    Si en lugar de seguir el curso de la rivera de los Arroyos, seguimos el camino al cruzar el puente anterior podemos admirar un enorme berrueco de forma redondeada, no en vano recibe el nombre de Bolo de la Baraya, apoyado sobre una peña y manteniéndose en un difícil equilibrio, su origen natural tiene su explicación en la criptogénesis o desintegración subterránea que explicamos en uno de los primeros puntos.

    BOLO DE LA BARAYA


    El molino Llaga del Buey está localizado junto a encinas y grandes berruecos y en un entorno donde bañarse, siempre con el cuidado de no golpearse en las rocas de la orilla o del fondo. El agua se encamina hacia la fábrica mediante un canal en parte cubierto por lajas de granito, entra y hace mover la piedra volandera para salir por el muro posterior. Era un molino en buen estado, a pesar del apuntalamiento del tejado, si bien, al encontrarse abierto ha venido siendo desmantelado, sin saber el paradero de las piezas, el proceso de restauración que está en marcha en la actualidad lo volverá a poner en condiciones de funcionamiento y de poder ser visitado.

    CAZ DEL MOLINO LLAGA EL BUEY CON UNAS HENDIDURAS EN LA ROCA PARA PODER CORTAR LA CORRIENTE

    CÁRCAVO DEL MOLINO LLAGA EL BUEY

    MOLINO EL DIABLO

    Aguas abajo, pero muy cerca hallamos el molino Diablo. Se encuentra entre grandes peñas que encauzan todo el caudal de agua por un estrecho paso junto a las paredes, que es lo único que queda en pié, prácticamente mimetizadas con el entorno, sin embargo, merece la pena su visita por lo espectacular del paisaje, sobre todo cuando la rivera cuenta con una corriente hídrica importante, como vemos en la foto anterior.

    El molino Albarrán es otro de los que sólo quedan las ruinas, tan sólo los restos del caz por donde se hacía pasar el agua hacia la construcción propiamente dicha.

    MAPA

    Muy cerca se ha acondicionado un área recreativa para el baño, su nombre Valcuevo, la abundancia de agua permite el refrescarse hasta en los días de pleno verano, y también puede ser un lugar de espera para los que no se atrevan a seguir la ruta, la cual atraviesa la carretera de Zamora a Miranda do Douro. Pero antes podemos desviarnos un poco a la izquierda para visitar los restos de una explotación de piedra, la cual se extrajo para construir el embalse cercano de Villalcampo en los grises años cuarenta, todavía se pueden apreciar los depósitos de agua que se usaba para el lavado de la piedra, alguna ruina de las construcciones y las edificaciones que permitían el transporte de la piedra mediante un teleférico hasta el dique. De esos años es también la pequeña presa sobre la rivera que se ha restaurado recientemente para conseguir remansar más agua en la zona de baño de Valcuevo, la podemos ver en la esquina superior izquierda de la foto número 41, en la cual vemos la cantera de granito en el centro.


    CANTERA

    ÁREA RECREATIVA DE VALCUEVO

    PRESA DE VALCUEVO

    PLAYA EN VALCUEVO

    Una vez que el arroyo cruza la carretera comienza, como comentamos, el sector más complicado de la ruta, tanto la pendiente como la maleza dificulta el paso de manera casi completa y se debe ir bien equipado además de extremar las precauciones, la margen derecha sería el mejor sitio para descender, incluso un poco alejados del curso de agua, aprovechando una explanada al lado de la carretera. Allí podemos admirar un entorno espectacular a base de granito y fresnos en donde se funden los restos del molino Fidalgo cuyo caz se encuentra labrado en la roca, los restos de un puente, una cascada espectacular y una pequeña cueva, más abajo, cerca de la desembocadura en el Duero[D3] . Si no queremos bajar hasta la orilla del río podemos acercarnos a un mirador junto a la carretera.

    RIVERA DE LOS ARROYOS CERCA DE SU DESEMBOCADURA

    II. Ruta de la Rivera de Villadepera

    A pesar de su escasa longitud es una ruta bastante dura e incluso peligrosa para los turistas inexpertos debido a las pendientes casi verticales que debemos superar para poder llegar al cauce, seco en verano. Incluso en el último tramo es necesario dar un pequeño rodeo para poder llegar al final de la ruta: las ruinas de un molino junto al río Duero. Precisamente, al igual que la anterior ruta, las instalaciones dedicadas antiguamente a la molinería es un importante atractivo a la hora de realizar este recorrido, aunque su estado de conservación es peor debido a que dejaron de utilizarse mucho antes ya que además de encontrarse a más distancia del pueblo, su acceso es más intrincado.

  • Dificultad: alta
  • Longitud: 4,5 kilómetros

  • RUTA DE LA RIVERA DE VILLADEPERA

    Iniciamos el recorrido cuando la rivera de Villadepera comienza a formar el límite entre dicho municipio y Moral de Sayago. Como vemos en el plano, la localización es fácil, y sólo hay que descender desde el camino que lleva a Moralina hasta el arroyo, primero por un camino en aceptables condiciones y luego por un sendero que es lo que queda de la vía que desde Villadepera llegaba a Moralina y luego a Zamora. No en vano, una vez hemos llegado al curso de agua podemos admirar los restos de un puente construido con grandes lajas de piedra que permitía a los caminantes salvar el cauce.

    PUENTE CAMINO DE ZAMORA

    Al lado está el molino Camino Zamora, el primero del recorrido, del cual sólo quedan los primeros tramos de la paredes.

    INICIO DE LA RUTA DE LA RIVERA DE VILLADEPERA

    Al igual que en el caso anterior, del molino Muñó sólo podemos ver las ruinas, los restos de tejas y los escombros han cubierto parcialmente la piedra fija sobre la que giraba la volandera.

    PIEDRA INFERIOR DEL MOLINO MUÑÓ


    Siguiendo el curso del arroyo llegamos al molino de Val de Molinos, a poca distancia y también en pésimo estado de conservación.

    El paso del tiempo se deja notar también en el molino de las Galgas, del que son poco más de los cimientos lo que podemos apreciar.

    Sin embargo, se encuentra en un paraje de gran espectacularidad, con grandes pendientes que en algún tiempo fueron cultivadas para la producción de centeno. Incluso los márgenes del arroyo, con menor desnivel y mejores tierras se labraban para la producción de patata; esto se hacía en el siguiente tramo, en el que el cauce se retuerce buscando seguir hacia el Duero por donde la roca era más débil y pudo ser erosionada más fácilmente. El paisaje que se divisa desde lo alto es de gran belleza, ya que los giros de la rivera nos permiten admirar gran parte de su recorrido.


    Precisamente en este entorno encontramos otro molino, el de los Recoldos, nombre proveniente del lugar en el que se encuentra. Podemos ver los enormes bloques de granito que se usaron para su construcción, así como la piedra inferior y los conductos por los que discurría el agua.

    MOLINO DE LOS RECOLDOS

    El siguiente molino es el mejor conservado, llamado de la Dos Canales debido a que cuenta con dos entradas para el agua, tal y como se aprecia en la foto número 50. Además es el de mayores dimensiones y el que mejor fábrica tenía, o mejor dicho, tiene, ya que perdura gran parte de la construcción, con paredes de dimensiones considerables y sillería unida con tierra masada. Sólo el tejado no ha aguantado el paso del tiempo, derribándose sobre las piedras fijas que se alojan en un entramado de losas, por debajo del cual discurre todavía hoy el agua que hacía mover las superiores o volanderas.

    DOBLE ENTRADA DEL AGUA

    MOLINO DE LAS DOS CANALES

    Cauce abajo, en un lugar de impracticable acceso, se camuflan los restos de otro molino del que sólo quedan unas pocos bloques pétreos. Su emplazamiento en un estrecho canal por donde deben bajar todas las avenidas de la rivera y su extremada antigüedad, que no nos ha permitido averiguar ni siquiera su nombre, explican el estado en el que se encuentra. Para divisarlo desde el margen derecho del arroyo es necesario avivar nuestra vista, ya que, junto a la mala conservación se une el disimulo que los materiales graníticos empleados en su construcción le confieren dentro de un paraje como este.

    Al ser muy complicado el descenso hasta el cauce en este tramo recomendamos dar un pequeño rodeo hacia la derecha para bajar ya hasta las aguas de la rivera junto al último molino y punto final de la ruta: el molino Hullón, una pequeña edificación, muy cerca del río Duero, de gran belleza, que todavía cuenta con las dos piedras que eran usadas para la molienda, así como un impresionante cárcavo en V invertida. A ello se une la belleza de un paisaje en el que ya vemos el cañón del río y una pequeña cascada que cae sobre un cadozo rodeado de fresnos en el que no recomendamos el baño, según la leyenda se encuentra embrujado y todo el que se aventura a tan siquiera meter los pies perece ahogado, lo cierto es que han sido varias las víctimas de dicho lugar y algunos que se atrevieron salvaron la vida después de luchar de forma denodada para salir del agua, la explicación puede estar en las rocas resbaladizas de la orilla y en la posible existencia de corrientes subacuáticas.

    MOLINO HULLÓN

    CADOZO HULLÓN

    III. Ruta de los Arrieros, de los Arribes o de Requejo

    Este recorrido es la parte dentro del municipio de Moral del que se realizaba antiguamente hacia Villadepera, y que en un futuro será señalizado y acondicionado. Comienza en un camino que sale a la derecha de la carretera Zamora-Miranda do Douro, justo después de la última curva del ascenso desde el embalse de Villalcampo dirección Miranda, y concluye cerca del final de la ruta anterior.

  • Dificultad: media
  • Longitud: 12 kilómetros

  • LOCALIZACIÓN DE LA RUTA DE LOS ARRIEROS

    A pocos metros de la carretera en donde comenzamos a caminar tenemos una estupenda pradera con un pequeño arroyo y una laguna artificial. Más adelante comienzan las cercas de piedra a ambos lados del camino, son cortinas donde se suele sembrar cereal, sin embargo, pronto empiezan a estar derruidas y las parcelas abandonadas, al mismo tiempo el arbolado va siendo más denso, la mayoría encinas y algún que otro enebro. Si nos desviamos un poco hacia la derecha hasta donde comienza el arribanzo podemos obtener estupendas perspectivas del cañón del Duero con la desembocadura de la rivera de los Arroyos

    Cuando descendemos hasta cruzar el regato de la Cierra el bosque de encinas se puede denominar ya como cerrado gracias a ejemplares de grandes dimensiones. Si ascendemos y volvemos a descender llegamos a un arroyo más importante, el de Desoiro, problemático para cruzar en la época de lluvias, si bien, el agua es otro de los factores atrayentes; podemos descender hasta el río siguiendo el curso del arroyo aunque el camino se hace muy complicado debido a que la pendiente es cada vez más pronunciada.

    INICIO DE LA RUTA DE LAS ARRIBAS

    También se complica a partir de aquí la ruta a seguir, si comenzábamos con un camino ancho y bien delimitado se ha ido reduciendo y ahora es poco más que un sendero de cabras. Nada más haber atravesado el arroyo de Desoiro seguimos no por el mejor camino, adyacente a una finca alambrada, sino por otro que sale a la derecha de aquél junto a una encina, tal y como vemos en el plano, que aunque se encuentra cubierto de hierba y maleza se adivina la buena construcción que tiene al poseer sillares de granito que lo protegen en los desniveles. A pocos metros podemos admirar unas típicas construcciones sayaguesas: los chiviteros, se trata de pequeños chozos de un metro de altura con una abertura a modo de puerta que se podía tapar con una laja de pizarra, los techos podían ser de ramas y tierra o de finas piedras, su finalidad era la de guarecer a las crías de las cabras, de ahí su nombre, de posibles depredadores. Solían aprovechar desniveles del terreno y las cercas de piedra de pequeños corrales donde también se encerraban las cabras adultas durante la noche, en algún caso, como veremos, incluso existía un chozo donde dormía el pastor.

    ENTRADA A UN CHIVITERO

    Ahora se hace complicado adivinar por donde discurre el sendero de la Escalabada, nombre que recibe una antigua vía que era paralela al río Duero y seguía el borde de la pared prácticamente vertical del arribe, es así como nos podemos guiar, aprovechando los pequeños carriles que han formado las ovejas.

    Así llegamos a otro grupo de chiviteros, los de la Buza, mejor conservados incluso que los anteriores, como vemos en las fotos. La disposición es alrededor del corral donde se encerraba a las cabras. El interior del chivitero era seco y caliente gracias al suelo con paja.

    CHIVITEROS DE LA BUZA

    CORRAL

    INTERIOR DE UN CHIVITERO

    Ascendiendo llegamos a la ladera norte del arroyo Calabazales, la maleza ha hecho que se pierda cualquier rastro de la senda, si bien, el lugar donde se cruza esta corriente de agua estacional es fácil de localizar ya que se trata de la unión entre aquel y el arroyo Pizarra Blanca que viene del norte, tal y como observamos en el plano.


    El lugar es de gran belleza, tanto y más si tenemos suerte y existe corriente de agua, la tranquilidad es sólo rota por el rumor del agua entre las rocas fundiéndose en la desembocadura. También podemos bajar hasta el río, pero como el caso anterior, se trata de un camino muy complicado.

    ARROYO DE PIZARRA BLANCA

    Al final de la cuesta, un poco más adelante, llegamos a un sector en el que el terreno se vuelve más llano, se trataba de una parcela destinada también a corral de cabras, ya ha desaparecido la cerca de piedra exterior y sólo se conservan los cimientos del chozo donde el pastor pasaba la noche.

    RESTOS DE UN CHOZO PARA EL PASTOR

    Descendemos hacia el siguiente arroyo, el del Perero, siempre siguiendo las curvas de nivel hacia el curso alto, tal y como se recoge en el plano, para ascender seguimos la cerca existente, recién instalada, la cual nos llevará a una casa que formaba parte de la antigua dehesa de Requejo, comprada a principios del pasado siglo por los vecinos de Moral y Moralina, como apuntamos al comienzo del estudio. Hoy día está restaurada en las últimas fechas.


    Debemos continuar caminando paralelamente al río Duero aunque la senda no aparezca debido a la abundancia de vegetación, esperemos que pronto se lleve a cabo la señalización y adecuación que permita el paso de forma más cómoda. Así cruzamos el pequeño regato de García para volver a descender y vadear el arroyo Cuernielcepo, si nos hemos desviado anteriormente, aquí volveremos a dar con el antiguo camino de los Arrieros ya que éste discurre al cruzar el arroyo justo por debajo de la línea de alta tensión que cruza el río. El paisaje es espectacular, con abrumadores precipicios.


    Prosiguiendo el camino guiados por el río llegamos al empalme de la cañada que divide el sector comprado por vecinos de Moral, al este, del sector adquirido por los de Moralina: el camino de la dehesa, el cual llega hasta el mismo arribanzo de forma perpendicular a la senda que nosotros seguimos. Era la vía de penetración a las fincas que, hoy abandonadas, eran cultivadas prácticamente hasta las aguas del Duero en los lugares menos empinados, no así en el llamado pizarro Val de Miguel, excelente mirador sobre el cañón del río.

    MIRADOR DE VAL DE MIGUEL

    La senda prosigue ya hacia el oeste descendiendo hacia un pequeño regato, el de Bayones, a través de un sector bastante intrincado y en el que el antiguo camino de los Arrieros se pierde y es difícil de seguir, es por ello que adjuntamos un plano catastral que recoge las parcelas y nos puede ayudar a encontrar la dirección apropiada.



    Continúa lo intrincado del camino hasta que descubrimos un camino con el que se unía la senda de la Escalabada, se trata del camino de la Aceña de Requejo, por el que seguimos, a pesar de su estado de abandono dado que ya no es utilizado, podemos apreciar como fue construido labrado en la roca en algunos lugares y usando grandes bloques de granito para salvar los sectores más intrincados, pudiendo así transitar con el grano hacia el río y de nuevo, ya molido, hacia el pueblo a lomos de asnos y mulas.

    ARRIBANZO



    Descendiendo por este antiguo camino, en el cual aparece incluso alguna curva de herradura para salvar la pronunciada pendiente, llegamos a tres construcciones realizadas a base de grandes sillares de granito y pizarra en su base y de tamaño más pequeño en la parte alta de las paredes, el tejado ya ha desaparecido ya que son las instalaciones de la aceña de Requejo, cuyo funcionamiento no recuerdan ni los más viejos del lugar, se abandonaron antes de que el río Duero inundara la aceña en sí al subir el nivel de las aguas cuando se construyó el embalse de Castro, a mediados del siglo XX. Sin embargo, a pesar de los años transcurridos las piedras aún resisten en su sitio, enmarcadas por grandiosas paredes verticales y rodeadas de un paisaje extraordinario. Su restauración sería poco costosa y serviría de refugio para los excursionistas.

    RESTOS DE LAS CONSTRUCCIONES DE LAS ACEÑAS DE REQUEJO JUNTO A UN GRAN FARALLÓN PÉTREO

    CONSTRUCCIONES AUXILIARES DE LAS ACEÑAS DE REQUEJO


    Siguiendo el camino de la aceña y pasando entre el río y un gran farallón de piedra llegamos a la rivera de Santa Marina, recibe este nombre ya que procede del paraje donde antiguamente existió una ermita de la que hoy no queda nada. Se trataba del templo de la dehesa de Requejo, que como toda gran propiedad poseía. Remontamos un poco el cauce del arroyo para su paso, fácil si no lleva agua, pero más atrayente con caudal, si bien debemos extremar el cuidado ante posibles resbalones.

    DESEMBOCADURA DE LA RIVERA DE SANTA MARINA

    Muy cerca debemos salvar el regato del Chano para finalizar esta larga ruta junto a la rivera de Villadepera y su desembocadura en el Duero, lugar de abundantes peces, como vemos en la foto. La senda de los Arrieros continúa hacia Villadepera atravesando el arroyo por el lugar donde acaba la ruta número 2, el molino Hullón.

    FAUNA ACUÁTICA

    IV. Ruta de la Calzada Mirandesa

    La importancia de este recorrido tiene más que ver con la Historia y el patrimonio histórico que con la Naturaleza. Se trata del sector de la Calzada Mirandesa que discurre por el término municipal de Moral de Sayago.

  • Dificultad: baja
  • Longitud: 10,5 kilómetros

  • LOCALIZACION DE LA RUTA DE LA CALZADA MIRANDESA

    En la ermita del Humilladero, en el cementerio viejo de Moral de Sayago, comienza esta ruta. Caminamos hacia el pueblo pasando por la báscula municipal y una vivienda con tres estelas romanas empotradas en la pared, aquí giramos a la izquierda y vamos descendiendo hacia la carretera y por ella hasta la rivera de los Arroyos, donde nos cruzamos con la ruta de ese nombre, pasamos el puente y debemos caminar unos 3 km en los que coinciden calzada romana y carretera actual.

    INICIO DE LA RUTA DE LA CALZADA MIRANDESA

    Ya en Abelón nos desviamos hacia la izquierda por la calle de la Calzada y seguimos por un camino de tierra donde en algún tramo todavía quedan restos de las losas de la antigua vía romana. Un magnífico crucero de piedra nos despide de las casas del pueblo y caminamos durante un buen trecho entre cortinas, tierras abandonadas, encinas y quejigos, es difícil perderse debido a la señalización que posee toda la Calzada Mirandesa. Llegamos a la cerca cuya puerta da paso a la dehesa de la Albañeza, debemos volver a cerrar una vez hayamos pasado para evitar que la vacas que pastan en ella se salgan, poco después llegamos a la casa de la dehesa, respetando la propiedad privada podemos admirar los grandiosos muros de granito que han perdurado a lo largo de cinco siglos, los canecillos románicos, restos de una construcción anterior, etc.


    Como ya mencioné se trata de una antigua Abadía perteneciente a los Frailes Jerónimos de Salamanca que fue desamortizada en el siglo XIX, pasando a manos de grandes terratenientes. Aunque los edificios actuales son del siglo XVI existen restos que nos remontan a la Edad Media, e incluso más lejos, a la época romana, ya que, según los expertos, al encontrarse junto a una Calzada romana y a medio camino entre Zamora y Miranda do Douro hace pensar que podría tratarse de una posada donde pasar la noche, dado que a principios de nuestra era este tramo es el que un hombre podría realizar caminando en un día. Además, y entrando ya en temas de leyenda, se dice que existe en la casa un sótano, el cual fue tapiado y no se sabe el lugar de la entrada, en él habría vestigios de termas y mosaicos romanos, y también artilugios destinados a la tortura de los condenados por la Inquisición, los cuales eran conducidos a este lugar. Más adelante sirvió de prisión para los detenidos en la guerra de la independencia contra los franceses y en la guerra civil, fue entonces cuando, por lo visto, se tapió y ocultó la entrada a tal lugar. Sea cierto o no, lo indudable es que el conjunto de vivienda, ermita, cuadras y palomares forma un conjunto de inmuebles de arquitectura civil, excepto la ermita, típica sayaguesa a base de granito y madera. Claro ejemplo es el corredor que circunda el patio interior sostenido por robustas columnas pétreas o las descomunales vigas de madera de encina que soportan el peso de las losas de piedra con las que se cubre el suelo del piso superior o la ermita situada en posición elevada, dejando abajo las cuadras donde hasta hace poco tiempo se guardaba el ganado.


    A pesar del valor histórico-artístico del lugar, el paso del tiempo y el abandono[8] han provocado ya graves daños en las estructuras de las construcciones. Si no se pone remedio pronto todo no será más que ruinas.

    CANECILLO ROMÁNICO

    CASA DE LA DEHESA DE LA ALBAÑEZA


    Siguiendo por el camino atravesamos un paisaje típicamente adehesado en el que el camino se pierde y en muchos lugares es poco más que un sendero. En el final nos topamos con otro magnífico ejemplo de patrimonio arquitectónico: el puente de la Albañeza, una construcción romana reformada en la Edad Media como lo demuestran los tres arcos ojivales. A la robustez de los sillares de piedra se suma un entorno de paisaje fascinante.

    PUENTE ROMANO DE LA ALBAÑEZA

    V. Ruta de los Dos Ríos

    Es una ruta corta y de escasa dificultad, sin pendientes tan pronunciadas como en el caso de los Arrieros, comienza cerca del límite entre Moral y Abelón y finaliza junto a las aguas del río Duero, ya en el segundo.

  • Dificultad: baja
  • Longitud: 5 kilómetros

  • LOCALIZACION DE LA RUTA DE LOS DOS RIOS

    De la anterior ruta, la Calzada Mirandesa, un poco antes de llegar al kilómetro 10, viniendo desde Moral de Sayago, sale un camino a la derecha con una puerta para el ganado en la cerca de la carretera, a unos 500 metros en la finca situada a mayor altitud podemos ver los restos de un tejar, es decir, el lugar donde se fabricaban tejas, se trata del tejar de la Estercada. Podemos observar las paredes de una caseta y del horno donde se cocían las piezas, ya que quedan restos en las paredes, si bien, la maleza cubre los suelos con lo que no podemos entrar, un poco más hacia el medio de la cortina podemos ver la laguna donde se masaba la tierra junto al agua que se recogía de un pequeño regato proveniente de un valle exterior gracias a una canalización con piedras. Más tarde la elaboración de este material de construcción pasó a otra finca situada a menor nivel para así aprovechar más volumen de agua.


    TEJAR

    HORNO DEL TEJAR

    LAGUNA

    Volvemos a la carretera y medio kilómetro más adelante giramos por un camino hacia la izquierda, caminamos de forma paralela al límite entre los dos pueblos y perpendicular a la carretera, es un área de pequeñas cortinas abandonadas la mayoría junto a pastos y tierras comunales. Por fin llegamos al lugar desde el cual podemos contemplar la desembocadura del río Esla en el Duero, paisaje extraordinario sin duda, aunque atenuado por encontrarse las aguas remansadas debido al embalse de Villalcampo, con todo, los barrancos por donde sobrevuelan numerosas aves rapaces son espectaculares.

    DESEMBOCADURA DEL ESLA EN EL DUERO

    Encaminados hacia el sureste nos encontramos con los restos de una ermita, se trata de la ermita de San Vicente, su localización puede ser difícil de ver ya que no hay camino desde donde venimos, sí existe desde una cortina con una cerca de excelente calidad que posee unas higueras, se trata de una finca que era de propiedad eclesial, a unos 50 metros en dirección norte observamos restos de tejas, allí es donde se edificó una pequeña ermita con dos construcciones. Según la leyenda, Vicente era un pastorcillo del pueblo que cierto día se asustó porque una oveja próxima al parto se le había perdido. Después de encerrar el rebaño en el aprisco se fue a buscarla sin ningún resultado. No sabiendo que hacer, se arrodilló y se puso a rezar una plegaria a la Virgen, al poco se le apareció una sombra que le dijo: “vete, que la oveja está con las otras con el corderito”. Vicente contó a sus padres lo sucedido y estos al cura y demás autoridades del pueblo, y en el mismo lugar de la aparición construyeron la ermita, la gente dio en llamar a la imagen Virgen de San Vicente.

    RESTOS DE LA ERMITA DE SAN VICENTE


    Avanzando hacia el este, cruzamos el arroyo de San Vicente y el arroyo de Peña Velasco y empezamos a descender por un camino de herradura perfectamente construido con grandes losas de piedra, pero abandonado y perdido en gran parte del recorrido entre la maleza, hacia el arroyo de la Conca, hacia el este y cerca de una arboleda nos topamos con los restos de tres molinos, sólo podemos ver las paredes arruinadas y cubiertas por zarzas y hierba, rivera abajo empezamos a observar como del cauce sale un canal labrado en la piedra y después construido con lajas de granito que desvía las aguas a un molino asomado sobre el Duero del cual vemos la piedra sobre la que giraba la muela volandera y el enorme cárcavo donde se alojaba el rodezno que permitía el movimiento de aquélla. Perpendicularmente y unos metros más abajo se sitúa el segundo de los molinos de este grupo que reutilizaba las aguas del anterior. El complejo finaliza en una de las construcciones hidráulicas de mayor significación de la provincia de Zamora, según los expertos. Se trata de otro molino, pero en este caso de cubo, es decir, las aguas procedentes de los dos anteriores desembocan en una especie de chimenea o cubo de unos cinco metros de altura que almacena el agua regulando su salida para provocar el movimiento de un rodezno que haga girar otra piedra, la cual es la encargada de moler el grano.


    Si a todo esto se le añade la cascada que se forma en la época de lluvias con el agua que cae hacia el río Duero por el cauce natural de la rivera, resulta un entorno espectacular que no imaginamos encontrar en las llanuras de Castilla y León.

    MOLINO DEL CUBO

    CASCADA JUNTO AL MOLINO DEL CUBO